Enterate por que los controles de precios nunca funcionan

Enterate por que los controles de precios nunca funcionan




Enterate por que los controles de precios nunca funcionan

Para entender la razón por la cual los controles de precios nunca sirvieron y nunca van a servir, ni en nuestro país ni en ningún otra parte del mundo, hay que retroceder un poco en la historia y hablar del imperio romano.

Diocleciano fue emperador de Roma desde el 20 de noviembre de 284 hasta el 1 de mayo de 305.

Dirigió varias campañas militares asegurando las fronteras del imperio y eliminando las amenazas contra su poder.

Separó y aumentó los servicios militares y civiles que los ciudadanos debían prestar al Imperio y reorganizó las divisiones provinciales creando el gobierno más grande y más burocratizado de la historia de Roma hasta entonces.

El crecimiento burocrático y militar, las campañas militares constantes y los proyectos constructivos incrementaron el gasto del estado e hicieron necesaria una reforma fiscal que llevo a cabo en el año 297.

El aumento de moneda circulante provoco el aumento generalizado de precios, razón por la cual decreto su Edicto sobre Precios Máximos del año 301, cuyo objetivo fue poner fin a la inflación mediante el control estatal de los precios

No solo no tuvo éxito, sino que fue contraproducente. Fue tal el impacto negativo que provoco, que el 1 de mayo de 305 Diocleciano tuvo que abdicar, convirtiéndose en el primer emperador romano en dejar voluntariamente su cargo.


El Edicto sobre Precios Máximos

También conocido como el Edicto sobre Precios o el Edicto de Diocleciano, fue una norma promulgada en el año 301 por el emperador romano Diocleciano que fijaba los precios máximos para más de 1300 productos, además de establecer el costo de la mano de obra para producirlos.

Durante la crisis del siglo III, la moneda romana se había devaluado enormemente debido a que los numerosos emperadores y usurpadores habían ido acuñando sus propias monedas mediante el sistema de devaluar su valor metálico con la finalidad de obtener más efectivo con el que pagar a los soldados y funcionarios.

La acuñación de distintos tipos de monedas tuvo un efecto inflacionario, y en un intento por combatir este problema, Diocleciano promulgó su Edicto sobre Precios Máximos en el año 301, donde establecio la pena capital contra los especuladores, a los que culpaba de la inflación y a los que comparaba con los bárbaros que amenazaban el imperio.

Se prohibió que los comerciantes llevasen sus productos fuera del imperio donde los pudieran vender a precios más altos.

Tambien, imponía un techo máximo de precios para más de mil productos, entre los que se incluían alimentos (carne de vaca, grano, vino, cerveza, salchichas, etc.), ropa (zapatos abrigos, etc.), y hasta el costo del transporte marítimo, que no se podía agregar al precio final.

La producción de monedas en masa, provocó devaluación y los precios siguieron aumentando, a pesar de estar castigado con la pena de muerte.

Los comerciantes optaron, o bien por dejar de comercializar algunos bienes, venderlos ilegalmente, o utilizar el trueque.

Además, y debido a que el Edicto también fijaba los salarios, muchos de los que tenían salarios fijos, como los soldados, se encontraron con que su dinero cada vez tenía menor poder adquisitivo.

El resultado fue desastroso. El Edicto, alteró el intercambio de bienes y en ocasiones incluso ciudades enteras dejaron de comerciar.

Hubo luchas y derramamientos de sangre que fueron provocadas por la interferencia en los precios.

A pesar de las durísimas penas y las persecuciones, a finales del reinado de Diocleciano, el Edicto estaba ya siendo ignorado.


Conclusión:

El control de precios no sirve. No sirvió nunca.

Ni siquiera le sirvió a un emperador romano con poder absoluto sobre sus súbditos y aplicando la pena de muerte.

En los países comunistas, donde se controla toda actividad, nunca pudieron desterrar el mercado negro, que es donde se comercian productos de calidad o que directamente no se consiguen en el mercado formal.

En nuestro país hemos sido testigos y hemos comprobado que esto es totalmente cierto.

Sufrimos controles de precios con Perón, con los gobiernos militares, con los radicales y también con el Kirchnerismo, este último con un nuevo aporte original, ya que, además del control ejercido por la secretaria de comercio, se sumaba la vigilancia de los jóvenes militantes de La Cámpora, Kolina y de otras organizaciones kirchneristas.

La consigna falsa con que se los lanzó a esta tarea fue la de "luchar contra avaros instintos y espurios intereses de empresarios y comerciantes que aumentan arbitrariamente sus precios sin otra razón que incrementar sus ganancias en desmedro del pueblo".

La consecuencia inmediata de estos controles son siempre los mismos: desabastecimiento y/o baja calidad de los productos.

Si se quiere un ejemplo actual, puede observarse a Venezuela, donde las carencias han llegado al extremo de largas colas y disputas para conseguir un pollo o un simple rollo de papel higiénico.

Ojala los argentinos no volvamos a ser victimas de practicas que nunca han servido, ni aquí ni en ninguna parte del mundo, y que son propias de gobiernos demagógicos y populistas.-


Fuente: Wikipedia: Diocleciano - Wikipedia: Edicto - Diario La Nacion

 

 

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